Podemos partir de una primera referencia: se trata de espacios expositivos y recorridos contextualizados en los cuales el trabajo museográfico y curatorial está enfocado en los visitantes. Su principal objetivo es la difusión del patrimonio local y, por ende, la generación de vínculos con el mismo para que el conocimiento y afectividad redunden en su conservación¹. Pero para ello no requiere necesariamente exponer colecciones, sino que puede recurrir a la interpretación como forma de traducción y puesta en discusión de la información disponible. Su función principal es la de orientación y experiencia, ya sea por medio de recursos digitales, maquetas, audios, cédulas u objetos. 

Ahora bien, ¿en qué se diferencia Xaltilolli de esta definición? En primer lugar, no nos muestra sólo de Tlatelolco como espacio de patrimonio arqueológico e histórico, sino como uno de múltiples historias que atestiguan las resistencias de individuos, comunidades y culturas a través de sus registros documentales, su historia oral y sus expresiones artísticas; no busca afirmar narrativas oficiales, sino deconstruir y reconstruir – resignificar las memorias, de la mano de un nuevo planteamiento de memoria social. 

Pero además, sumado a esto, Xaltilolli tampoco es un espacio que sólo habla de Tlatelolco, sino que se propone mostrar que su historia es un espejo de lo que ocurrió y está ocurriendo en todo el país y también en la región latinoamericana, donde las resistencias a las violencias, las injusticias y las desigualdades encuentran su camino de denuncia y memoria a través de las artes y donde, desde el pasado remoto, éstas ofrecieron también diversas formas de atestiguar la diversidad humana y cultural, de documentar la historia y perdurar en la memoria, de transformar y transformarse ante los cambios y de vincularse con el espacio de vida.

En síntesis, Xaltilolli se trata de un espacio museográfico y digital que invita a las reflexiones, exponiendo de múltiples formas ideas, memorias y dudas sobre nuestra historia. Pone en debate versiones distintas de los hechos para que nos cuestionemos sobre ellos y aportemos nuestras propias visiones y experiencias. Procura mostrarnos estas narrativas de múltiples formas: mediante espacios multisensoriales, recreaciones e interpretaciones, objetos, reproducciones, esquemas, material interactivo y propuestas museográficas. Para nosotras es importante la revisión constante de la vigencia discursiva, con la intención de establecer la pertinencia de Xaltilolli como espacio social, de intercambio y de construcción de memorias sociales, así como su definición como un espacio de experiencias e interpretaciones. Además, se propone ir integrando recursos de accesibilidad integral como parte de la propuesta de inclusión que acompaña este proyecto desde su inicio.

Identidad

Accesibilidad e inclusión

Estas dos historias paralelas se pueden recorrer de muchas formas, de acuerdo a los intereses y el tiempo de quienes nos visiten. Se narran en cuatro tiempos identificables  con un código de color y textura: época mesoamericana, época colonial, siglo XIX, y siglos XX y XXI, cada uno de los cuales puede en sí convertirse en una visita.

La exposición de las obras, los temas, las regiones, las culturas, los artistas, irán cambiando con cada rotación anual.  Se pretende también generar un espacio de conexión entre el entorno urbano, el contexto expositivo, el público y las comunidades, donde se busca transmitir, a través de soluciones tangibles, inmateriales y funcionales, la construcción de un espacio social donde inclusión y accesibilidad sean criterios universales que reflejen la aceptación y comprensión de cualquier diferencia como parte natural de la sociedad.

Los recorridos 

Estas dos historias paralelas se pueden recorrer de muchas formas, de acuerdo a los intereses y el tiempo de quienes nos visiten. Se narran en cuatro tiempos identificables  con un código de color y textura: época mesoamericana, época colonial, siglo XIX, y siglos XX y XXI, cada uno de los cuales puede en sí convertirse en una visita.

La exposición de las obras, los temas, las regiones, las culturas, los artistas, irán cambiando con cada rotación anual.  Se pretende también generar un espacio de conexión entre el entorno urbano, el contexto expositivo, el público y las comunidades, donde se busca transmitir, a través de soluciones tangibles, inmateriales y funcionales, la construcción de un espacio social donde inclusión y accesibilidad sean criterios universales que reflejen la aceptación y comprensión de cualquier diferencia como parte natural de la sociedad.

Exposición

¿Qué es Xaltilolli?

Muchas veces las conmemoraciones, o los momentos de crisis, sirven para hacer un alto en el camino, para reflexionar, cuestionarnos, cambiar; voltear hacia el pasado para tratar de comprender un poco más el presente y renovar nuestras miradas hacia el futuro. En este sentido, la conmemoración de los 500 años de la transformación que trajo la conquista española, dio lugar a múltiples reflexiones y eventos que se enmarcaron en una fecha crítica: la derrota militar de los mexicas en Tlatelolco el 13 de agosto de 1521. 

Si bien esta conmemoración fue uno de los impulsos para la creación de este Centro de Interpretaciones en el CCUT, su realidad obedece sobre todo a propósitos de largo y extenso alcance que trascienden al momento coyuntural actual. Nace con el fin de plantear una postura crítica hacia la historia simplista –oficial o no–, hacia las etiquetas, los paradigmas ajenos a nuestra complejidad cultural. De cuestionar las contradicciones en la manera de vernos, de llamarnos y distinguirnos, aunque todos y todas somos de una u otra forma, parte de las comunidades que definen lo que hoy es México. Se propone también provocar a la acción, a la asunción de nuestro papel activo en la construcción de la memoria social; al diálogo e interacción entre investigación, docencia y difusión. 

Xaltilolli lleva en su nombre la pluralidad que queremos destacar: desde su nombre náhuatl, que derivó en Tlatelolco, pretende ser un emblema de luchas y resistencias, pero al mismo tiempo un espacio de encuentros. Los caminos para ello serán a través de dos ejes espacio temporales paralelos: Tlatelolco y el arte de las comunidades, comenzando por las indígenas, en los que se entretejen las memorias colectivas y las diversas formas de resistencias culturales, vividas por individuos y comunidades, agentes de formación y preservación de identidades en permanente transformación. 

Es un lugar para explorar y para hacernos preguntas donde conviven identidades diversas, recuerdos y olvidos, mensajes abiertos y a veces mensajes ocultos. También están reflejadas las vidas de múltiples personas, con sus costumbres, sus actos e ideas que, a lo largo del tiempo, han podido permanecer, o bien ser negociadas y adaptarse. 

Te invitamos a una conversación con este espacio, las historias y las artes, donde se cruzan lo individual y lo colectivo. Quizá estas obras y estas memorias no sean exactamente lo que te han contado.

Cosmovisión

Es primordial situar la exposición en el espacio, hacer conciencia de dónde están parados los visitantes, En este núcleo podrán adentrarse en la visión espacial, temporal y simbólica de los antiguos mesoamericanos, particularmente de la cultura náhuatl a la que pertenecen los mexicas tlatelolcas y las razones de su localización. En una sala envolvente, el visitante se adentrará en cómo se concebía el espacio y el mundo divido en tres niveles verticales, en cuatro rumbos y el centro en el horizontal, como todos los pueblos mesoamericanos. 

Por ello, sobre el piso, el visitante podrá apreciar gráficamente esto, en una réplica de la lámina 1 del Códice Fejérváry-Mayer, donde se representa, los rumbos del universo y los 260 días del calendario religioso o Tonalpohualli. Como en ella se combina el espacio y el tiempo, a esta lámina se le conoce como cosmograma. En el rumbo norte, el visitante entrará a Tlatelolco. En cada rumbo se representan un color, una pareja de dioses, árboles y aves que protegen y rigen los augurios de quienes nacen en los días marcados en cada uno.

Tlatelolco

Hace 500 años, dos culturas de orígenes completamente diferentes se encontraron frente a frente. En 1519 se inició de un proceso de transformación y sincretismo que, si bien no era desconocido por los grupos mesoamericanos, se presenta en un contexto histórico completamente distinto. El avance militar y la conquista espiritual españolas atravesaron su momento cúlmine en 1521, cuando Tlatelolco, a pesar de su caída se convirtió en bastión de resistencia. Este carácter se volvió su atributo identitario expresado con muchos matices; desde ese enfrentamiento abierto y armado en la guerra de Conquista, hasta diferentes formas más sutiles y negociadas de vivirlo. Tlatelolco ha sido lugar de resonancia de los acontecimientos y reflexiones de su tiempo, resignificados y expuestos, desde la visión del

México moderno, en un solo espacio, visible y abierto, que ha conjuntado testimonios de diferentes momentos de la historia de nuestro país. La memoria social es en este sentido historia, acción y testimonio en permanente construcción que surge de nuestras reflexiones y del interés por recordar el pasado y hacerlo presente.

En este planteamiento los individuos son el eje rector, como agentes activos de su propia transformación; sujetos que muchas veces conocemos poco, reflejo de nosotros mismos, de nuestras identidades, capacidades de resiliencia y transformación de nuestra realidad, sin importar el origen étnico o momento histórico.

Origen y fundaciones

Se puede decir que Tlatelolco tuvo varias fundaciones. Desde la llegada a los islotes que fueron unidos por la construcción de chinampas, cuando se fundó Xaltilolli por los tlatelolcas. Luego la del pueblo de “indios” Santiago Tlatelolco después de la conquista. Pasando por la gran transformación que sufrió el espacio –de rural a industrial, y su integración a la Ciudad de México en el siglo XIX–; hasta la construcción de la unidad habitacional y la transformación urbana que vivió Tlatelolco en el siglo XX. 

Esta historia del espacio modificado por el ser humano, que hoy seguimos conociendo como Tlatelolco, puede apreciarse a través de una maqueta tridimensional, donde el tiempo se divide en esas capas de memoria, como ocurre con toda la exposición.

Alianzas y tensiones

La historia de Tlatelolco está marcada por momentos de conflicto, pero también de conciliación y negociación. El visitante podrá ver algunos de los sucesos que muestran esto, como la alianza que establecieron con uno de los señoríos más poderosos de la Cuenca de México a la llegada de los mexicas, el de Azcapotzalco; o con las que establecieron con los franciscanos en el Colegio de la Santa Cruz; o más adelante con acuerdos diplomáticos internacionales en el siglo XX; o la que se estableció entre la población civil y los tlatelolcas en el sismo de 1985.

Tlatelolco: una experiencia de mercado 

En este núcleo se quiere resaltar no nada más el poderío económico, sino la importancia política e identitaria del mercado de Tlatelolco, pues refleja las alianzas políticas que los tlatelolcas establecieron con Azcapotzalco desde su llegada a los islotes y la adopción de un gobernante tepaneca. Cuando este poderoso señorío tepaneca pierde la guerra contra los tenochcas y tetzcocanos, su mercado se traslada a Tlatelolco, el cual nunca se alía con los tenochcas cuando se crea la Triple Alianza. Tanto es así que más adelante entran en guerra, Tlatelolco pierde y queda sujeto a México-Tenochtitlan.

Momentos de crisis

En este núcleo se presentan los sucesos de mayor conflicto que vivió Tlatelolco. Podría decirse que existió una tensión constante entre los dos grupos mexicas: los tlatelolcas y tenochcas. Desde su separación y luego con un enfrentamiento bélico en 1473, en el que vencieron los mexicas, con las consecuentes tensiones por la carga del tributo que les impusieron a los tlatelolcas. También se puede ver momentos de crisis entre las autoridades indígenas y el gobierno virreinal, entre indígenas y franciscanos en el siglo XVIII; así como en el XIX, con la Ciudad de México por la pérdida de autonomía y administración de bienes comunales que pasaron al ayuntamiento de esta ciudad. En las tensiones sociales que ocurrieron con la transformación del espacio a la actividad industrial, la cárcel, la creación de la estación de ferrocarriles y los cambios poblaciones –abandono y migración–, convirtiéndose en un espacio de pobreza y marginación. Tensión también ocurrió cuando se desplazó a los pobladores y llegó el modernismo urbano y la creación de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco. O la crisis más fuerte que ha quedado como herida en nuestra memoria: la masacre de estudiantes en 1968.

Comunidades tlatelolcas y resistencia cultural

A lo largo de estos cambios históricos ocurridos en Tlatelolco, las personas y los grupos que lo han habitado también han cambiado. En este núcleo nos interesa mostrar su aspecto humano, quiénes vivieron y viven en él. Se busca recuperar testimonios de vida de quienes han hecho de Tlatelolco su morada, su lugar de trabajo, estudio, convivencia, protesta, intercambio, ejercicio, servicio militar y demás actividades, así como invitar a la reflexión de los sujetos activos en la transformación y resignificación del lugar, a partir de la memoria social.

Este núcleo busca reconocer, al mismo tiempo que cuestionar, la construcción de la identidad tlatelolca, a partir de las múltiples culturas y formas de resistencia cultural que se han vivido y han caracterizado a este lugar.

Arte Tlatelolco

Este núcleo es una transición entre los dos ejes temáticos. Pues, entre otras cosas, Tlatelolco se ganó a pulso la fama por el refinado arte que aquí se ha producido. En este núcleo se busca mostrar cómo el arte de este lugar ha sido expresión de resistencia, memoria e identidad, a través de diversas manifestaciones como cerámica, pintura, escultura, arquitectura, fotografía, video, instalaciones, colage, desde sus primeros tiempos hasta la era actual que dan cuenta de ello. Se irán mostrando la diversos ejemplos a través de piezas emblemáticas o imágenes que permitan dar a conocer la riqueza de su arte a través de los siglos.

Artes de comunidades

El arte es un medio privilegiado para preservar la memoria y comunicar pensamientos o sentimientos; es expresión humana por excelencia. En él se concentra la historia, la manera de pensar, sentir, ver y representar el mundo de quienes lo crean y la sociedad a la que pertenecen. Es y ha sido también vehículo de resistencia de un pueblo por conservar su cultura.

Por ello, el centro de interpretación Xaltilolli ha elegido este camino para reflexionar y cuestionar la visión que se ha tenido del arte indígena a través del tiempo. Un arte que ha sido rechazado, ignorado, negado, menospreciado, usado, reinvindicado y finalmente, expresión de dignidad, valentía e identidad en el México de hoy. En este eje invitamos a descubrir, admirar, apreciar y cuestionar, cómo es el arte indígena, cómo se ha transformado, cómo se ha visto y resignificado a lo largo de la historia, e invitamos a reflexionar qué significa o cómo lo ve cada quién.

En Xaltilolli se presentan obras e imágenes de los pueblos originarios, del arte indo-cristiano de la época colonial, del arte descubierto, dado a conocer y utilizado como mecanismo ideológico de legitimación política en el siglo XIX; del arte resignificado y enarbolado por las corrientes artísticas del arte mexicano del siglo XX; y, finalmente, obras de artistas contemporáneos.

Identidades a través del arte

Uno de las cualidades que tiene el arte es reflejar la identidad de los artistas que lo crearon. Por medio de él podemos saber la cultura, la época, región, localidad y a veces hasta el artista o artistas, o época de ellos, que las crearon. Por medio de los materiales, los temas, las formas, las líneas, los colores y los símbolos podemos reconocerlo. Por ello, en este núcleo iremos presentando diversos ejemplos que nos permitan reflexionar, apreciar y conocer cómo se expresa la identidad de los creadores en sus obras. Cómo podemos reconocer, por ejemplo a los olmecas, aunque nos quedan tanto enigmas de ellos, los conocemos por sus obras. O cómo, durante la época colonial, los indígenas lucharon por preservar su identidad, adaptándose a los nuevos tiempos; o bien cómo el arte mesoamericano se convirtió en signo de identidad nacional durante el siglo XIX y se utilizó en la conformación de discursos visuales en la construcción del Estado mexicano. También invitamos a reflexionar sobre la identidad, que es dinámica y cambiante, autodefinida por cada quien y los otros. Así, se presentarán obras contemporáneas que proponen el cuestionamiento sobre los diversos tipos de identidad, nacional, étnica, de grupo o género.

Mensajes a través del arte

Aunque no siempre reconozcamos los mensajes, explícitos o implícitos, de las obras de arte, es claro que como medio de comunicación tienen la intención de transmitir un mensaje, que usa códigos comprenden por quienes los conocen. Comprender el mensaje de las obras del pasado y también del presente, tiene esa dificultad, cuando esos códigos se desconocen, no son comunes o se desconocen 

El estudio busca acercarse a la comprensión de ellos para conocer el significado profundo de esos mensajes en la medida que sea posible. Así el visitante podrá conocer los diferentes lenguajes que se utilizan en el arte, a través de los colores, las formas, los símbolos, los mitos, la sátira; se podrá acercar a ese complejo mundo del discurso del arte.

Memorias en el arte 

En este núcleo mostraremos cómo el arte es un medio privilegiado para preservar la memoria, pues a diferencia de otros hechos del pasado, el arte se preserva hasta el presente; en él se materializan esos dos tiempos. Incluso los materiales utilizados y las técnicas para transformarlos, buscan preservar un mensaje hacia el futuro. Así lo revelan muchas de las obras que se han preservado incluso a lo largo de los milenios. 

Por ello, en este núcleo nuestro interés es dar a conocer diversos ejemplos de cómo, quienes nos antecedieron, dejaron memoria, voluntariamente o no, de su mundo; así como motivar a la reflexión de cómo hoy nos sigue pareciendo importante conservar memoria del pasado. 

Aquí se mostrará cómo el arte es testimonio de su tiempo, desde las pinturas rupestres, las figuras de terracota, cerámica, inscripciones jeroglíficas, pinturas, así como mapas, esculturas, relieves, grabados, litografías, dibujos, acuarelas, fotografías, y demás medios, el arte es registro de ideas, pensamientos, derechos, conflictos, acontecimientos políticos, modos de vida, rituales, o técnicas sofisticadas para preservar memoria de ello.

Resistencias en el arte 

En este núcleo mostraremos cómo el arte es un medio para expresar fenómenos de resistencia cultural, un camino a veces sutil a veces directo, donde se conjugan la negociación, la adaptación, el diálogo, el intercambio de miradas, la resignificación de ideas, técnicas; o bien los mensajes contundentes, en tiempos de crisis y conflicto. 

El visitante podrá apreciar noticias sobre el ocultamiento del gobierno femenino entre los mayas de época Clásica (300-900 d.C.); o bien, en la conjunción de técnica y simbolismo sagrado en el arte mesoamericano de la plumaria, con en las imágenes católicas de época virreinal; así como el uso y reuso de imágenes de dioses mexicas en basas de columnas de templos católicos; o expresiones contemporáneas como la defensa del territorio, de la autonomía indígena, o bien contra los megaproyectos que ponen en peligro la identidad, la salud y el uso sustentable de los recursos naturales de las comunidades. Todos ellos, ejemplos que se podrán apreciar en este núcleo de las expresiones de resistencia en múltiples y diversos formatos de antes y de ahora.

Memorias y resistencias: el Códice Florentino

Un ejemplo emblemático del arte como medio de resistencia lo tenemos justamente en Tlatelolco, donde se escribió y pintó el manuscrito en náhuatl y castellano con imágenes del siglo XVI, conocido como Códice Florentino. Por ello el visitante podrá experimentar en una sala envolvente, imágenes en movimiento y el contexto de elaboración de este importante manuscrito acerca de la religión, la historia, las costumbres, el mundo natural y animal del mundo náhuatl. En sus 12 libros encuadernados en tres volúmenes, se sintetizan el proceso de diálogo, negociación, sincretismo y resistencia que se vivió entre los estudiantes indígenas y los frailes franciscanos en el Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, coordinados por el célebre Fray Bernardino de Sahagún. En sus imágenes se puede apreciar la confluencia de dos tradiciones artísticas, la mesoamericana y la europea, tanto en los materiales utilizados, como en las formas y composiciones.

El Códice Florentino fue elaborado en plena epidemia de viruela, es decir, entre 15715-1577; a pesar de ello, los sabios escritores y pintores indígenas antes de morir, hicieron un esfuerzo inaudito para dejar memoria de su mundo en medio de esta adversidad. 

Nota al pie

1. Gándara, M. y Leticia Pérez (2016). “Museos de sitio o centros de interpretación”. Gaceta de Museos, tercera época, diciembre de 2016 – marzo de 2017, no 66. Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Antropología e Historia.

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